En primer lugar cometimos un error de novatos, llegamos al teatro a las 21:15 cuando estabamos sitados a las 22:00, eso nos hizo pasar por 2 horas de interminable espera, que transformó las ganas de saltar al teatro en puros nervios.
Una vez sobre las tablas, nos encontramos con dos sorpresas que nos desconcertaron. La primera, una banderita de España que colacamos sobre el andamio... resulta que al insertarla por el agujerito que la sugetaba se activó sin querer un botoncito que hacía que sonase el himno nacional.
Los tres cuarteteros se hacian gestos mientras parodiaban ¿De donde vendría esa músiqita? ninguno daba con la tecla... Finalmente Chico (El capataz) pensó que era el télefono movil de Ricardo que estaba sonando y le mando a apagarlo.... finalmente encontraron de donde venía la dichosa música ...
La segunda sorpresa fué la reacción del publico. Para quienes nunca se hayan subido a este escenarío, les diré, que desde las tablas no se vé al publico, ya que los focos están de frente. Yo, desde la esquinilla en la que estaba si podía ver al publico disfrutando del repertorio, y veia tambien cómo cuando alguien se reía mas alto de la cuenta, enseguida era mandado a callar...
imaginensé a los tres del escenario... ni ven al público, ni lo oyen salvo en contadas ocasiones... la sensación es de estar totalmente solitos, y pensando si la gente está disfrutando o no... la actuación de hace diez años con Rip Rip Hurra, fué muy distinta, el publico interrumpía al grupo constantemente, y supongo que ellos pensarian en reencontrarse con aquella situación, y esta fué muy diferente.
Además de todo esto, Ricardo empezó a sentirse mal en mitad del popurrí, y se vió obligado a pararlo para beber agua... tengo que decir que ya salimos a escena super asfixiados, ya que todo el atrezzo lo montamos en menos de cinco minutos, y nada más montarlo, sin tomar ni aire comenzamos a actuar, y Ricardito ya carga con sus 62 añazos.
Yo estaba que me salía del pellejo... y para colmo, los minutos se nos echaban encima. Tanto fué así, que de los 28 minutos que nos permiten en escena consumimos ¡¡¡27:58!!! Es decir, a dos segundos de ser penalizados.
Cuando el telón bajó, no hubieron abrazos y ni gritos de regocijo, si no a correr de nuevo, solo tenemos 5 minutos para quitar de enmedio la obra que montamos en el escenario.
Ya en camerinos, caimos rendidos, ninguno sabiamos nada sobre cómo había caido el repertorio al respetable.
Menos mal que al salir de camerinos nos encontramos con las enhorabuenas y el aliento de la gente, y que nada más llegar a casa puse la grabación y me llevé una grata sorpresa, ¡La cosa no había salido nada mal! y la gente se oye reirse todo el tiempo... ufff.... que susto.
Ya estamos ensayando por si tienen a bien pasarnos al Gran Teatro Cervantes. Tengo que confesaros, que a mi personalmente, me gusta más la parodía que presentaremos en esta ocasión. y hemos retocado el popurrí para hacerlo mas ligero, de modo que ni Ricardo se asfixie ni a nosotros nos asfixie el reloj.
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